lunes, 19 de junio de 2017

ERINIAS

Erinias, de Boris Vallejo
     En la mitología griega, las Erinias son personificaciones femeninas de la venganza que perseguían a los culpables de ciertos crímenes. También se las llamaba Euménides, este nombre se habría empleado por primera vez tras la absolución de Orestes por el Areópago (monte situado al oeste de la Acrópolis de Atenas), y más tarde se usó para aludir al lado benigno de las Erinias. En la mitología romana se les conoce como Furias.

   Según Hesíodo, son hijas de la sangre derramada por el miembro de Urano sobre Gea cuando su hijo Crono lo castró.

     Su número suele ser indeterminado, aunque Virgilio, nombra tres: Alecto, que castiga los delitos morales; Megera, que castiga los delitos de infidelidad; Tisífone, que castiga los delitos de sangre.

     Se representa como genios femeninos, portando látigos y antorchas, y con sangre manando de sus ojos en lugar de lágrimas. También se decía que tenían grandes alas de murciélago o de pájaro, o incluso el cuerpo de un perro.

     Para Epiménides, eran hermanas de las Moiras, hijas de Crono y Eurínome. Para Esquilo, hijas de Nix, la Noche. Y para Sófocles, hijas de Gea y Skotos, las Tinieblas. En la tradición órfica (corriente religiosa relacionada con Orfeo), eran hijas de Hades y Perséfone.

     Las Erinias son anteriores a los dioses olímpicos, por lo que no se someten a Zeus. Moraban en el Érebo (o en el Tártaro según otras tradiciones), del que solo volvían a la Tierra para castigar a los criminales vivos; en el inframundo, sometían a los condenados a torturas sin fin. 

     Justas pero sin piedad, ningún rezo ni sacrificio puede conmoverlas ni impedir que lleven a cabo su tarea. Rechazan las circunstancias atenuantes y castigan todas las ofensas contra la sociedad y la naturaleza, como el perjurio, la violación de los ritos de hospitalidad y, sobre todo, los crímenes o asesinatos contra la familia. En épocas antiguas se creía que los seres humanos no podían ni debían castigar tan horribles crímenes, correspondiendo a las Erinias perseguir al desterrado asesino del fallecido en venganza, hostigándole hasta hacerle enloquecer. La tortura solo cesaba si el criminal encontraba a alguien que le purificase de sus crímenes.

     La diosa Némesis representa un concepto similar, y su función se solapa con la de las Erinias, con la diferencia de que aquélla castigaba las faltas cometidas contra los dioses. Por su parte, la diosa Niké tenía originalmente un papel parecido, como portadora de una victoria justa. Castigaban el exceso. Prohibían a los adivinos revelar fielmente el futuro para que este conocimiento no acercara al hombre a los dioses.

     Las Erinias solían ser comparadas con las Gorgonas, las Grayas y las Arpías debido a su espantosa y oscura apariencia y al poco contacto que mantenían con los dioses olímpicos. En un sentido más amplio, las Erinias representan la rectitud de las cosas dentro del orden establecido, protectoras del cosmos frente al caos. En la Ilíada privan de la palabra a Janto, el caballo de Aquiles, por culpar a los dioses de la muerte de Patroclo y privan de descendencia a Fénix. El filósofo Heráclito decía que si Helios decidiera cambiar el curso del Sol a través del cielo, ellas se lo impedirían.

      Un mito cuenta que Tisífone se enamoró de Citerón. Furiosa de sus desprecios, le lanzó una serpiente de su cabeza que, tras oprimirle el pecho, le mató.

Fuente: Wikipedia